Fracasar es el fin.

Jose Alberto Pereira Núñez. Wolfpsychology.home.blog

Introducción

Desde pequeños, escuchamos frases que nos acompañan sin darnos cuenta: “Ten cuidado”, “No te equivoques”, “Tienes que hacerlo bien”. Crecemos con la creencia de que el error es un enemigo y que fracasar es sinónimo de no valer. Esta publicación propone mirar de frente a esa idea y desmontarla. Queremos hablar de por qué el fracaso nos aterra, cómo nos educan en torno a él y qué podemos hacer para darle otro significado. Una reflexión para volver a mirar al error como lo que realmente es: parte de aprender a vivir.

1. El miedo a arriesgar nace pronto

Desde la infancia, incluso sin intención, se nos empuja a temer al fallo. Un niño corre y tropieza: “¡Te lo dije!”. Quiere pintar fuera de la línea: “Eso no se hace así”. En lugar de premiar la curiosidad o la valentía, se refuerza la obediencia y el resultado correcto. Así, sin darnos cuenta, aprendemos a evitar, no a explorar. A cumplir, no a descubrir. Lo que debería ser juego se convierte en juicio.

2. Fracasar duele porque se castiga

En la escuela tradicional, la equivocación es penalizada. Las notas miden lo que no sabes, no lo que has aprendido. Te dan un 4 y no te dicen por qué estás cerca del 5, sino por qué “no llegaste”. Se enseña que la excelencia es recordar datos generales, pero no cómo gestionar una emoción, tomar decisiones éticas o afrontar un duelo. Se premia el acierto mecánico, pero no la sabiduría vital. Así, la educación crea expertos en contenidos, pero analfabetos emocionales.

3. Mi sobrina y la letra torcida

Mi sobrina de cinco años llora porque no consigue hacer bien la “S”. Se siente mal, como si fallar una letra fuera fallar como persona. ¿Quién le ha enseñado eso? No lo sabemos. Nadie le ha gritado, nadie le ha exigido perfección… y sin embargo, el mensaje está ahí. Internalizado. Lo vemos en muchos niños. En cambio, en sistemas educativos como el finlandés, el foco está en el proceso, no en el resultado. No se califica durante los primeros años, se fomenta el juego libre, la autonomía, la paciencia. La letra no importa tanto como la experiencia de aprenderla. No es lo mismo enseñar a escribir que enseñar a disfrutar escribiendo.

4. ¿Por qué nos movemos?: del miedo a la autorrealización

Existen dos grandes motores de motivación: la extrínseca (hacer algo por recompensa o castigo) y la intrínseca (hacerlo porque nos llena). Hoy en día, muchos se mueven más por evitar el dolor de fracasar que por el placer de crecer. Vivimos para esquivar el juicio, no para abrazar el sentido. Carl Rogers hablaba de la autorrealización como el impulso más puro del ser humano. Pero ese impulso necesita libertad, confianza y permiso para equivocarse. Sin ellos, no florece. El miedo al fracaso encierra nuestro potencial en una jaula.

5. La necesidad de control

El miedo a fallar también está vinculado con una necesidad básica: el control. Si controlo todo, creo que no sufriré. Si no arriesgo, no pierdo. Pero esta fantasía nos condena. Vivir no es controlar, sino adaptarse. El exceso de control es solo otro nombre para el miedo. Paradójicamente, aceptar el descontrol —aceptar que puedo fracasar— es lo que nos hace más libres. El control absoluto no existe, pero la confianza sí se puede construir.

6. ¿Vale más el talento o la valentía?

Durante años se nos ha hecho creer que lo que define el éxito es el talento innato o la inteligencia medida en cifras. Pero las investigaciones modernas —como las de Angela Duckworth sobre la grit o perseverancia— señalan algo distinto: destacan más quienes insisten, no quienes brillan a la primera. La capacidad de sostener el esfuerzo a pesar del error, la voluntad de volver a intentar después del tropiezo, es más determinante que cualquier cociente intelectual.

Ser valiente no es no tener miedo, es actuar a pesar de él. Arriesgar es aceptar que el camino no está trazado. Y en un mundo que premia a los obedientes pero recuerda a los osados, tal vez el secreto no sea ser el más listo, sino el que más se atreve.

La inteligencia emocional, la resiliencia, la pasión por explorar y la tolerancia a la frustración son habilidades que rara vez se enseñan, pero que sostienen cualquier éxito real. Porque los que se lanzan —aunque tiemblen— son los que un día descubren nuevos caminos.

El talento puede abrir una puerta, pero solo la valentía te hace cruzarla.

Conclusión: El fracaso no es el fin, es el inicio

Fracasar no es el fin. Es un umbral. Es el terreno fértil donde germinan los aprendizajes más profundos. Lo que necesitamos no es evitar el fracaso, sino reconciliarnos con él. Educar en el error como parte de la vida, no como un obstáculo a eliminar. Enseñar a los niños —y recordárselo a los adultos— que equivocarse no es fracasar, es intentarlo. Y que intentarlo ya es un acto valiente.

Reflexión final

Tal vez debamos mirar a nuestros fracasos como se mira un cuadro inacabado: con ternura, con dignidad. Son parte del arte de vivir. Que no te dé miedo equivocarte. Que te dé miedo no haberlo intentado por miedo al juicio.

Porque fracasar no es el fin. El verdadero fin… es no haber vivido por miedo a fallar.

» No hay mayor profesor que el error, ni más dulzura que el que sufre y luego cura su dolor» Nach.

Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo sanitario, ingeniero de la mente, aprendiz de humano y escritor en sus ratos libres.

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Gracias, gracias y gracias.

Indefensión poblacional.

La muerte no es triste, lo triste es que las personas no sepamos vivir..

Jose Alberto Pereira Núñez. Wolpsychology.home.blog

El experimento original: cuando el alma se encierra sin barrotes

Martín Seligman, psicólogo y pionero en la psicología positiva, formuló el concepto de indefensión aprendida tras un experimento impactante: unos perros, sometidos a descargas eléctricas inevitables, dejaban de intentar escapar aunque más adelante sí tuvieran cómo hacerlo. Habían aprendido que luchar no servía de nada.

Hoy, ese experimento ya no necesita jaulas. Ocurre a cielo abierto. En oficinas, en móviles, en hogares fragmentados. Ocurre cuando una población entera deja de luchar porque ha interiorizado que no puede cambiar nada.

1. Del clan al yo: la soledad disfrazada de libertad

La progresiva individualización ha traído ciertos logros, sí: más derechos, más autonomía. Pero también ha destruido tejidos invisibles que nos sostenían: la familia extensa, los grupos comunitarios, el apoyo vecinal, la tribu emocional.
La hiperconexión digital ha sustituido el contacto humano profundo por estímulos fugaces. Cada uno vive en su cápsula. A veces llena de contenido, pero vacía de sentido.
La independencia mal entendida se ha vuelto una trampa dorada: solos, somos más manejables.

2. Vivir deprisa para no sentir

La rutina del siglo XXI se parece a una cinta de correr sin botón de pausa.
Trabajos asfixiantes, horarios imposibles, comidas rápidas y sin alma.
Y cuando hay un hueco… dopamina: series, scroll, compras, ruido.
No descansamos: nos estimulamos.
No sentimos: nos distraemos.
La aceleración es la anestesia de una sociedad que, en el fondo, no quiere mirar hacia dentro. Porque lo que vería… tal vez dolería.

3. “No se puede cambiar el mundo”… ¿y si empezamos por uno?

Muchos repiten con resignación: “¿Qué puedo hacer yo?”
Y se convierten en espectadores de su propia historia.
Pero hay otro relato, menos ruidoso y más potente.
Aquellos que leyeron Sopa de pollo para el alma saben que los grandes cambios empiezan por uno. Uno que cuida. Uno que se atreve. Uno que actúa.
No se trata de salvar el mundo entero, sino de encender una luz en nuestro metro cuadrado.
Y a veces, esa chispa se contagia.

4. Tiempo libre… ¿o jaula de oro?

Vivimos atrapados en una paradoja: ansiamos tiempo libre, pero cuando lo tenemos, no lo usamos para liberarnos, sino para reforzar el bucle.
Es la sobrecompensación: después del esfuerzo viene la hiperrecompensa, y esta suele ser digital, inmediata, placentera… pero vacía.
La dopamina sigue gobernando, aunque estemos en casa.
La jaula no es el trabajo: es el modo de vivirlo… y de escapar de él.

5.¿Qué enciende la chispa de la indefensión poblacional?. Caso real.

Esto que aquí describo pasó hace no mucho en mi contexto. Conocido con hijos pequeños e intento de suicidio por no poder escapar de su bucle de adicción. Casi lo consigue..por poco esos niños se tienen que preguntar ¿donde está papa?

Vueltas a mi cabeza. ¿Que estamos haciendo como sociedad?. Una salud mental pobre con escasos recursos y difíciles accesos públicos. Profesionales con poca formación y más destinados a ganar plata que a hacer un buen trabajo, más centrados en el conocimiento de manual que en la sabiduría. Una industria medica más orientada hacia paliar síntomas que a centrarse en la solución de los problemas. Una industria más centrada en la farmacología con resultados inciertos que en posibles verdaderas curas más naturales. De ahí surge la verdadera pregunta:

¿Podríamos haber hecho más o estábamos demasiado en automático?

6. Pensar, sentir, conectar: la revolución del pensamiento crítico

Frente a esta cadena invisible de indefensión, hay una herramienta más revolucionaria que cualquier algoritmo: el pensamiento crítico.
La capacidad de observar, cuestionar, contrastar, experimentar.
De no tragar entero lo que se nos da, sino digerir con conciencia.
De leer datos y también miradas.
La ciencia no es fría cuando la guía la empatía.
Y pensar libre es el primer paso para ser libre.
El segundo: construir redes.
El tercero: actuar, aunque sea en lo pequeño. Porque lo pequeño no es poco.

7. Reflexión final: despertar de la anestesia

Estamos rodeados de ruido, sí.
Pero también de latidos que aún vibran con fuerza.
Esta publicación no pretende culpar, sino despertar.
No quiere imponer verdades, sino sembrar preguntas.
¿Y si no estamos tan indefensos como creemos?
¿Y si el primer paso hacia un mundo distinto es dejar de repetir que no se puede?

Quizá, solo quizá, todavía estamos a tiempo de volver a elegir.
Con más conciencia.
Con más conexión.
Con más alma.

«Que no queremos ser tanto
Queremos vivir en nuestra tierra, agrietada de manantiales cristalinos
Andar un poco más lejos que las fronteras
Por la sublime añoranza del regreso» Marea. Kutxi Romero.

Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo Sanitario, ingeniero de la mente, aprendiz de humano y escritor en sus ratos libres

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Gracias, gracias y gracias.

Emoción -arte

Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez
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Emoción -arte.

Ha llovido un poco, pido disculpas al que estuviera hace años leyendo a este psicólogo buscando su sitio en el mundo. Pero solo hago una publicación si el corazón me llama.

De esto va está publicación, de la función que cumple emocionarte.

Las emociones no son una debilidad, sino una herramienta ancestral que ha guiado nuestra supervivencia. Alegría, tristeza, miedo, asco, ira… Cada una cumple un propósito adaptativo. En la película «Inside Out» («Del Revés»), Disney explica cómo incluso la tristeza, rechazada por muchos, puede ser la clave para conectar con los demás y pedir ayuda. De hecho, sin miedo no escaparíamos del peligro, sin ira no defenderíamos lo justo, sin alegría no construiríamos vínculos duraderos. Las emociones evolucionaron para protegernos, y hoy siguen siendo faros internos que nos orientan en un mundo complejo.

La emoción y la memoria están intrínsecamente unidas. En enfermedades como el Alzheimer, cuando los recuerdos recientes se desvanecen, lo que permanece son las memorias emocionales. Un abuelo que no recuerda el nombre de su nieta puede sonreír al oír una canción de su infancia o emocionarse al acariciar la mano de su pareja. Es la memoria episódica emocional la que resiste, anclada en el cuerpo y el alma. El sistema límbico, en especial la amígdala y el hipocampo, guarda este cofre de vivencias que nos recuerdan que fuimos, que amamos, que vivimos.

Las grandes obras del arte nacen del dolor, la esperanza o el deseo. Vincent van Gogh, con su vida marcada por la lucha interna, transformó su sufrimiento en luz sobre lienzo. Las emociones intensas nos empujan a crear, a movernos, a expresar. Son motor y pincel. El arte es la sublimación de lo que sentimos. Y a veces, solo a través del arte podemos entender lo que nos pasa. Por eso, la emoción es también una fuente inagotable de motivación: una energía que no siempre busca una meta externa, sino un sentido interno.

Los pensamientos fluyen como ríos, y las emociones son el cauce que los encauza. Cuando una emoción nos domina, los pensamientos se repiten, se obsesionan, se bloquean. Pero si aprendemos a identificar la emoción, a transitarla sin juicio, entonces podemos redirigir ese flujo mental. Controlar la emoción no es reprimirla, es comprenderla. Es transformar la reacción en elección. El autocontrol emocional es, en esencia, una forma de libertad cognitiva.

Las emociones pueden ser nuestras aliadas o nuestras cárceles. Podemos usarlas para construir, o podemos ser arrastrados por ellas. La tristeza puede inspirar una canción que consuele a otros, o hundirnos en el aislamiento. La ira puede defender una causa justa o destruir vínculos irrecuperables. El arte, la escritura, la terapia, la conversación… son formas de darle forma a lo que sentimos, de no quedarnos atrapados en lo invisible. Tal vez la pregunta no sea si sentimos demasiado o demasiado poco, sino ¿qué hacemos con lo que sentimos?

Platón, en su alegoría del carro alado, nos habla de un auriga (el alma racional) que intenta conducir dos caballos: uno blanco, noble y obediente (la voluntad), y uno negro, impulsivo y rebelde (los deseos y emociones descontroladas). El arte de vivir está en aprender a guiar esa auriga, sin reprimir ni soltar por completo las riendas. Domar sin ahogar. Dirigir sin negar.

Como dice la mítica frase de la película *Coach Carter* (Profesor Carter):

«Nuestro miedo más profundo no es ser inadecuados. Nuestro miedo mayor es nuestro poder inconmensurable, es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que nos aterra. Optar por la mezquindad no sirve al mundo, no hay lucidez en encogerse para que los demás no se sientan inseguros junto a ti. Nuestro destinó es brillar como los niños, no es el de unos cuantos es el de todos. Y conforme dejamos que nuestra luz propia alumbre, inconscientemente permitimos lo mismo a los demás. Y al liberarnos de nuestro propio miedo nuestra presencia automáticamente libera a otros.»

Como escribió el rapero Nach:

«Porque expresar lo que uno siente es un arte… y en ese arte me dejo la vida.»

Que así sea: que sigamos sintiendo, y que del sentir, hagamos arte.

Wolfpsychology – Jose Alberto Pereira Núñez.

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Gracias, gracias y gracias.

El efecto bola de nieve

Olaf a todxs (perdón por el chiste) , tranquilos después de tanto tiempo sin escribir este psicólogo no se ha lanzado al estudio de los fenómenos meteorológicos aunque tengamos reciente a Filomena.

La idea de esta entrada es hablar sobre algo que en la vida de todos pasa, podemos ir haciendo que nuestros pequeños problemas a la larga se conviertan en una gran bola de nieve

Con el efecto bola de nieve me gustaría crear una alegoría psicológica. Imaginaos que una pequeña bola de nieve empieza a rodar por la ladera de una montaña, cuando está llega a los pies de la misma habrá aumentado considerablemente su tamaño. Con nuestros miedos suele pasar lo mismo, cuando evitamos nuestros miedos o dejamos pasar lo que nos hace daño eso no desaparece sino que se hacen más grande.

Desde la época del movimiento psicodinámico en la psicología se nos habla sobre los mecánismos de defensa. Estas herramientas psicológicas principalmente inconscientes son empleadas por las personas para defenderse de emociones o pensamientos que producirían un gran estrés o ansiedad, estados de tristeza, depresión o un daño en la propia autoestima.

En concreto en el efecto bola de nieve como lo he llamado, me gustaría hablar hoy sobre el mecanismo de la evitación.

La evitación es un mecanismo de defensa fácil de explicar porque es muy intuitivo. Consiste en llevar a nivel mental cualquier acción que nos impida pensar, sentir o actuar en dirección a algo que nos daña en ese momento. En esta época en que vivimos, la cuál podemos catalogar como la sociedad del estímulo, algunos ejemplos de evitación podrían ser: hablar por el móvil, sexting, comidas sabrosas, juegos y cualquier actividad que nos distraíga de lo que nos duele y sirva como una anestésico mental. Activando en nuestro cerebro lo que se conoce como el área del refuerzo (área tegmental ventral y nucleo accubems), produciendo una gran liberación de dopamina y un gran placer a corto plazo. Es decir, un refuerzo inmediato que nos distrae de cualquier proceso de sufrimiento, de afrontamiento de una situación, de duelo, etc.

El problema de esto aunque funcione a corto plazo es que a largo plazo suele pasar factura. Ya que este pequeño problema, malestar, duelo, etc.. se convertirá a la larga en un dolor mayor que no hemos superado ni conseguido enfrentar.

En este punto tenemos que hablar de lo que en psicología se conoce como la evitación experiencial. Pongamos un ejemplo de evitación experiencial: a mi personalmente me da miedo sacarme sangre. Imaginaos que mañana tuviera una cita para hacerlo. Si al llegar al centro de salud yo decidiera que no me saco sangre estaría ganando mi evitación y mi miedo a no hacerlo. Con esto se produciría un aumento de mi miedo para la siguiente vez que me tuviera que enfrentar a la misma experiencia. Al contrario si fuera y lo hiciera estaría enfrentando a mis miedos y posiblemente la siguiente vez tendría menos miedo en la misma situación. Esto es el mecanismo de exposición que usamos lo psicólogos basándonos en la corriente conductual o el que usamos cuando nos basamos en la terapia de tercera generación como con la terapia de aceptación y compromiso.

Como podemos ver en la curva, la ansiedad tiene un pico más alto que se mantiene durante un tiempo entonces cuando conseguimos estar expuestos a una situación durante ese tiempo sin escapar de ella, nuestro nivel de activación y ansiedad se reducen. Por eso la exposición se utiliza en todas las fobias y trastornos de ansiedad. Al contrario si practicamos la evitación experiencial solo lograremos que nuestro miedo sea cada vez más grande.

Cuando estuve pensando la idea del efecto bola de nieve no solo quería referirme a la ansiedad, sino extrapolarlo a otros aspectos de nuestra vida y día a día. En general a la evitación que hacemos las personas a cualquier circunstancia que nos resulta dolorosa: realización de un duelo, el hecho de aprender a estar solos, problemas laborales, el miedo o incertidumbre hacia el futuro, el dolor de hechos traumáticos del pasado y un largo etc..

La dinámica consiste en el mismo razonamiento, estos eventos producen en nuestra mente una disonancia entre la circunstancia real y lo que nos gustaría que fuese en la realidad. Y a veces en vez de aceptar que estamos tristes o mal nos damos un atracón de dopamina: compras, sexo, comida, juegos y un largo etc.. Al postergar esta confrontación con nuestros problemas estamos haciendo en nuestra mente una evitación experiencial, al no enfrentarnos a lo que nos daña. Lo que ocurre es que cuando pase el efecto anestésico del chute de dopamina y llega el silencio y estos problemas llegan a nuestra conciencia y pensamientos puede que nos llegue el rebote de la gran bola de nieve. A veces hay gente que puede vivir una vida entera sin despetarse y enfrentarse a sus realidades, ya que como dice el refrán no hay mayor ciego que el que no quiere ver.

Otra idea dentro de la evitación experiencial es la que se produce cuando tenemos relaciones toxicas por el hecho o la incapacidad de estar solos. Esta dependencia emocional surgida muchas veces por el hecho de tener una baja autoestima y no saber realizar un duelo o vivir sin la idea de que alguien nos quiera. Muy típica de la persona que encadena relaciones para evitar la soledad o hacer el duelo de una relación anterior.

Llegados aquí os daré alguna indicación de como parar la bola nieve, evidentemente siempre costará un poco más si habéis acumulado muchos problemas en ella a lo largo de los años. Pero nada es imposible:

Nuestra seguridad social en muchas aspectos funciona mediante la evitación experiencial, ya que ir al psicólogo a contar nuestros problemas y enfrentarnos a ellxs es un lujo que pocos se pueden permitir. La mayoría de las veces el médico de cabecera o el psiquiatra manda pastillas para superar cualquier tipo de problema. Que viva la felicidad química…. No hay que equivocarse, para nada estoy en contra de la farmacología y en muchos casos esta debe ser la primera vía de intervención, pero no debe ser siempre el parche encima de la herida. Lo explicaremos con un ejemplo: un hombre de 65 años va al psiquiatra y lo diagnostica de depresión mayor. Este hombre empieza a tomar antidepresivos durante un periodo estimado. Al pronto empieza a encontrarse mejor y con el tiempo cuando se estabiliza su estado de ánimo se le retira el medicamento. De repente este hombre se empieza a encontrar mal de nuevo. Lo principal de esta situación es que habríamos obviado principalmente su contexto. Y este hombre se encuentra en una grave situación económica, su hijo esta enfermo y tiene mil situaciones estresantes más. A esta persona no se le habría dado una ventilación emocional, no se le habría enseñado habilidades sociales y en definitiva no se le habría dado recursos para ayudar a enfrentar lo que hace que su estado de animo este así. (aqui podríamos diferenciar entre depresión endogena y exógena). No quiero ser ventajista en este caso, yo soy psicólogo y apoyo a la psiquiatría y medicina, pero pienso que debería reforzarse nuestra profesión en la sanidad publica. (citas de 20 minutos cada mes por alta demanda y pocos profesionales)

Otra idea dentro de la evitación experiencial es la que se produce cuando tenemos relaciones tóxicas por hecho o la incapacidad de estar solos. Esta dependencia emocional surgida muchas veces por el hecho de tener una baja autoestima y no saber realizar un duelo o vivir sin la idea de que necesitamos alguien que nos quiera y nos refuerce. Siendo muy típico aquí el caso de la persona que encadena relaciones para evitar la soledad o hacer el duelo de una relación anterior. También está la persona que quiere evitar darse cuenta que no se gusta a sí mismo o que sabiéndolo necesita el refuerzo exterior para compensar. Y en estos casos es muy frecuente que la persona sea demasiada intensa en la relación, creando demasiado apego y dependencia emocional.

Llegados aquí no solo hablaremos del problema sino que me aventurarse a daros alguna indicación de cómo detener la bola de nieve, evidentemente siempre costará un poco más si habéis acumulados muchos problemas en ella a lo largo de los años. Pero por supuesto nada es imposible.

1- Silencio: (autoconocimiento) Cuando doy como solución el silencio, no es porque no me guste la estresante sinfonía agotadora de la ciudad, que también. El silencio nos permite hablar con nosotros mismos, aprender a escucharnos, enfrentarnos mentalmente a lo que nos duele y nos hace daño. También podremos buscar nuestros objetivos, lo que nos gusta, lo que nos hace daño y un largo etc.¨ Deja de coleccionar información del exterior y buscarla del interior. A la gente normalmente le da miedo su interior, es el único lugar donde puede encontrar lo que necesita¨ El guerrero pacífico.

2- Exposición: (afrontamiento) Como hemos dicho antes, al miedo solo se le vence enfrentándonos a él. Podemos dar pequeños pasos para enfrentarnos a lo que nos da miedo o incluso empezar a hacerlo en nuestra mente. (Exposición en imaginacion)

3- Desarrollo personal: Si necesitamos de otras personas para sentirnos bien posiblemente significa que estamos vacíos, que hace tiempo que dejamos de regar nuestro jardín. Las personas deben ser un complemento perfecto a las que amar pero nos debemos sentir plenos sin ellas también. Tener propios objetivos, pasiones, hobbies, un gran amor por uno mismo y por como vivimos nuestra vida sin la ayuda de nadie siendo lo mejor para sentirnos plenos. En este proceso de autorealización se libera serotonina otro neurotransmisor encargado de producir una felicidad a largo plazo. Cuando no necesitemos a nadie conseguiremos relaciones que no estén marcadas por la dependencias y con la necesidad llenar vacios que no conseguimos llenar por nosotros mismos.

4- Cambio de pensamientos y contextos: En psicología existe lo que se conoce también como contextos limitantes, son lugares cargados de claves contextuales. Pongamos un ejemplo relacionado con las adicciones. Visualicemos una persona que ha estado drogándose en su casa y su barrio toda la vida y que ha recibido ayuda para hacer cualquier tipo de tarea (andamiaje) que le ha impedido desarrollar sus propias habilidades tanto a nivel social como personal. Esa casa, ese barrio, las cosas que hay en él y las personas que han estado en su vida son claves contextuales que tiene asociada al hecho de drograrse, por lo que muchas veces se recomienda cambiar de ciudad y de contextos. Para evitar todo ese tipo de reforzamiento. (Válido para cualquier otro problema mental). Llevado a los pensamientos es lo mismo tenemos que empezar a hacer en muchas ocasiones un reseteo mental, dejar de hacer un procesamiento basado en nuestras experiencias anteriores fallidas, nuestras ideas catastróficas o cualquier tipo de generalización que nos hace daño y no nos permite estar abiertos a nuevas experiencias mentales.

Después de estas recomendaciones voy a hacer lo que no he hecho antes en ninguna publicación y os voy a dejar mi correo para que podáis realizarme cualquier pregunta por privado: albertopsi89@gmail.com

Por supuesto quiero aclarar que yo no poseo ninguna verdad absoluta. Cada persona y experiencia es un mundo y solo os dejo algunas recomendaciones basadas en mis conocimientos después de 11 años de estudio de la psicología y de mis propias experiencias personales.

Y como dice la frase después de la tormenta siempre llega la calma, así que pongamos mucha fuerza en detener la bola de nieve antes de que el agua nos llegue al cuello y recordar que el ser humano suele creer que no es capaz de hacer algo hasta que lo consigue.

Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes estás en lo cierto.

Como no sabia que era imposible lo hice

Porque los limites como los miedos, a menudo son siempre una ilusión

Y recuerda siempre que no sirve de nada de huir si de lo que huyes lo llevas dentro.

Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo general sanitario. AN10227.

Gracias, gracias y gracias.

La pieza que falta

Wolfpsychology – Jose Alberto Pereira Núñez.


Imaginaos un puzzle de 1000 piezas, el cual te ha llevado horas ir colocando hasta formar un dibujo perfecto. O casi perfecto, porque al estar a punto de acabar os dais cuenta de que falta una pieza de esas 1000. Posiblemente os sentiréis frustrados al haber invertido tiempo en algo que no podéis completar.


La mente humana funciona como este puzzle, en vez de disfrutar del maravilloso dibujo que forma las 999 piezas juntas, muchas veces pensamos y pasamos más tiempo fijándonos en la pieza que nos falta. Traducido a lo cotidiano podemos decir que es más probable que tengamos pensamientos sobre lo que no tenemos, que disfrutar muchas veces de lo maravilloso que hemos construido en nuestra vida y que podemos disfrutar en ese momento.

La comunidad científica nos muestra que tenemos miles de pensamientos al día y que la mayoría de ellos suelen ser negativos, sobre necesidades o cosas que nos faltan en la vida.
Parece algo muy humano desear lo que no tenemos o incluso perder el valor de lo que si tenemos. Citando a Al Pacino en un domingo cualquiera: cuando nos hacemos mayores en la vida hay cosas que se van.. Eso es parte de la vida pero solo aprendemos eso cuando empiezas a perder esas cosas.
Y llegados a este punto podemos pensar que no tenemos remedio o que cosas podríamos hacer para cambiar esta forma de ver la vida.


La mente en muchas ocasiones es solo un órgano reflejo llena la cabeza de miles de pensamientos al día al interaccionar con estímulos, los cuales están por todas partes en esta sociedad actual, ninguno de esos pensamientos revela quien eres realmente.


Una de las opciones que te planteo a la búsqueda de la pieza que falta es el silencio. Atrévete a buscar dentro de ti. Practica el silencio, permítete oírte a ti mismo, escuchar lo que sientes y lo que necesitas.


Quizás de esta búsqueda logres encontrar la pieza que falta, porque quizás esa pieza seas tú. O quizás simplemente aprendas a vivir sin esa necesidad de búsqueda, «de estar completo» y logres entender que cada momento es único y que no hay instantes vacíos.


Dos prácticas diarias muy positivas que siempre recomiendo a parte de la de practicar el silencio son:


1-Agradecer lo que poseemos. No confundamos este punto. Dar las gracias no es lo mismo que sentirse agradecido. (Uno es un acto cognitivo o de pensamiento y lo otro implica una emoción a parte). Yo os sugiero que practiquéis la dinámica de sentiros agradecidos por lo que tenéis y a lo mejor por mecanismos del ser humano estamos dejando de prestar valor. Podéis hacerlo atrayendo un recuerdo positivo sobre eso que queréis sentiros agradecidos.


2- La segunda práctica es el perdón. Perdonar cosas que os molestan y pedir perdón es una de las prácticas más liberadoras que conozco. No solo debéis hacer esta acción sobre los demás es muy importante encontrar esa liberación hacia uno mismo. (Perdonar ayuda, sobre todo al que perdona).


No digo que después de esto al ver ese puzzle enmarcado en la pared no os fijéis en la pieza que falta, sino que al hacerlo seáis capaz de esbozar una sonrisa y disfrutar del bonito paisaje que nos ofrecen las otras 999.


«Quiero que dejes de coleccionar información del exterior y empieces a buscarla por ti mismo en tu interior» El guerrero pacífico.


Gracias, gracias y gracias.


Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo sanitario. AN10227.

Sensibilización o deshabituación

La vida y el tiempo, son los mejores maestros.

La vida nos enseña a aprovechar el tiempo y el tiempo nos enseña a valorar la vida.

Existen dos conceptos básicos en la psicología del aprendizaje y que se dan en la mayoría de momentos de nuestra vida: el primero es el proceso de habituación y el segundo el de sensibilización.

Del primero de ellos ya he hablado muchas veces en otras publicaciones. Para resumir, en el proceso de habituación nuestro cerebro y sistema nervioso se acostumbra a un estímulo y deja de gustarte de la misma manera que al principio. Como cuando dejamos de valorar un simple paseo porque podemos darlo sin problema todos los días o no saboreamos igual una comida que hacemos a diario.

No podemos obviar que a todos nos afecta la situación actual de confinamiento y sobre todo el problema de salud que se cierne sobre miles de personas en este país. Sin embargo, como dice el dicho todo lo bueno tiene algo malo y todo lo malo tiene algo bueno.

En esta situación es probable que se produzca el proceso de sensibilización o deshabituación, este proceso es el contrario al de habituación, es decir aquello a lo que ya no le prestabamos atención, valor o interés vuelve a gustarnos y a ser llamativo para nuestros sentidos.
Diciéndolo sin tantos tecnicismos deseamos tomar una cerveza con nuestra pareja o amigos, echamos de menos a familiares, añoramos dar una vuelta como la primera vez.. También en la privación de libertad se da el proceso de reactancia psicológica que consiste básicamente en querer recuperar lo que nos ha sido arrebatado.

En muchos casos en el que me incluyo esta situación también nos está permitiendo conectarnos más con nosotrxs mismxs. Bajarnos de la locura que implica la rutina, esa rueda que no para. Conectarnos con nosotrxs mismxs, nuestras emociones e incluso pasar tiempo solxs.

La cuestión más importante es : ¿Aprenderemos de todo esto?

Me gusta pensar que después de que todo se recupere, que esperemos que sea pronto, no volveremos a sufrir el proceso de habituación y le perderemos interés a todas esas cosas ya mencionadas. Ahora mismo pensamos que no, ya que la ilusión de invulnerabilidad es muy típica del ser humano y somos los únicos animales que caemos dos veces en la misma piedra.

Mientras estamos encerrados la tierra se recupera, hagamos lo mismo con nuestras mentes y que cuando salgamos de esta situación seamos más libres que nunca.

«Hagamos que las mentes cerradas hagan jornadas de puertas abiertas.»Rayden.

Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo sanitario. AN10227.

Conéctate

Jose Alberto Pereira Núñez-Wolfpsychology.

Conéctate a otra alma

Esto te lo escribo a ti. Si a ti. Y da igual, que estés pensando que va dirigido para todos los que lo vayan a leerlo, porque va dirigido para ti, lo que si da igual es quien seas tú.

Quisiera enviarte un mensaje. Últimamente veo como las personas tienen una visión muy negativa del mundo, y quizás no les faltan ciertas razones. Veo tristeza, desesperación, depresión y más en una profesión como la mía.

Me gustaría que hicieras un ejercicio de imaginación, quizás estés en alguno de esos estados, te sientas triste, te sientas sol@ y quiero que pienses que no eres la única persona del mundo que estás así. Detrás del miedo se esconden muchas cosas bonitas. Comentaba el otro día con un amigo el hecho de tener miedo por sufrir, por perder, porque nos hagan daño y llegábamos a la conclusión de que eso también es parte de la vida.

Si tú me lees y piensas que estás sol@ o que el mundo no es tan bonito como te gustaría, quiero decirte dos cosas:

1-No estás sol@, hay millones de almas que sienten lo mismo que tú y quizás también están en el sofá de sus casas pensando esto mismo. Conéctate, la gente a las que más cuesta querer son las que más necesitan el amor. Cada persona tiene su propia batalla personal, recuerdalo cuando te cruces con alguien y se amable, esboza una sonrisa. Esto tiene un poder mágico.

2- Lo segundo que te voy a decir es aún un poco más dificil de creer, y es que la vida no es triste, la vida puede ser un lugar maravilloso. Lo que es realmente triste es que la gente no sepa vivir. Nada y te aseguro que nada que realmente merezca la pena se consigue sin esfuerzo, sin luchar, sin pasión, sin corazón, sin dejarte las rodillas y volverte a levantar. No importa cuantas veces te caigas, solo importa levantarte una vez más de todas las veces que lo hagas y por favor haz un esfuerzo por ver lo bonito y el milagro que es estar vivos: la sonrisa de un niñ@, la puesta de sol, el abrazo de una madre, una mirada cómplice en el silencio, la voz de un amig@, las arrugas de tu padre, tu corazón que late por segundo, el consuelo de tu herman@, el vacío y el amor que nos deja alguien que ahora está pero de otra forma, el milagro de la vida…

No estás sol@, ni la vida es triste. La vida no es fácil, por eso vas a tener que luchar con pasión y amor; y recuerda hay millones de almas que te susurran en silencio: Conéctate.

Me gusta pensar en la vida y en el universo, como millones de almas y energía que se encuentran entrelazadas, donde no hay un principio ni un fin, sino un todo. ¿Puedes creer en internet, pero no puedes creer en esto?, pues quizás y solo quizás necesites volver a mirar dentro de ti mismo, y a lo mejor halles una voz que te esté gritando: Conéctate.

Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo sanitario. AN10227.

Gracias, gracias y gracias.

Yo no os olvido, no los olvides.

Me gustaría pediros solo cinco minutos de vuestras vidas es mucho menos de lo que yo voy a tardar en escribir este texto. Voy a hablaros sobre la enfermedad del Alzheimer, pensar que esta enfermedad podría padecerla cualquiera de las personas que más queréis, vuestrxs padres, vuestrxs abuelxs, o vosotros mismxs (existe el Alzheimer precoz). Sentaos, poneros cómodos y escuchar algo que tengo que contaros.

Wolfpsychology-Jose Alberto Pereira Núñez.

Hoy 10/10/2019, día mundial de salud mental me gustaría dar un viaje al pasado concretamente al 21/09/2019 el día mundial de Alzheimer para hablar sobre esta enfermedad y estas personas.

Quizás alguno lo sabéis si habéis leído algún otro post mío, pero soy Psicólogo General Sanitario y una de mis especialidades es el Alzheimer, ya que he trabajado en dos centros de Alzheimer, trabajo actualmente en el tercero, he investigado sobre ello y he creado una revista sobre la enfermedad.

Pero la verdad que no he venido aquí para hablar sobre mis méritos académicos y profesionales, sino que me gustaría dedicar esta publicación a hablar sobre este colectivo y mi experiencia personal con ellxs.

Para preservar la confidencialidad de las personas que voy a escribir solamente usaré sus iniciales para contar sus historias.

Mi primera experiencia en un centro de Alzheimer fue en la residencia de las Cantera en Puerto Real (Cádiz), mientras aún estaba en la carrera. Ahí recuerdo a M. un hombre de unos 83 años, que tenía una gran flexibilidad, ya que era capaz de ponerte el pie en la cara y le gustaba mostrártelo para que vieras lo ágil que estaba, este hombre con Alzheimer se desorientaba y llegado un momento de la mañana quería marcharse solo a su casa, cosa que no se podía permitir ya que podría perderse. Él por lo tanto se ponía muy agresivo, y ahí creo que fue cuando empecé a aprender a cómo tratar a una persona cuando se encuentra en ese estado, hay que hablarle siempre con mucha tranquilidad, intentando comprenderlos y sobre todo gesticulando de una forma serena para que no se sientan amenazados.

Ese centro fue mi primer trabajo y acercamiento al Alzheimer y la verdad que en un principio iba con mucho miedo, pero salí tan agradecido por el amor que estas personas te dan y todo lo que puedes aprender de ellxs que cambiaría mi vida.

El segundo centro en el que estuve fue el centro ¨Alzhe¨ en la Provincia de Cádiz. En esta unidad de día conocí a T. una mujer de 85 años que había sido maestra y tenía la enfermedad de los cuerpos de Lewy, una enfermedad neurodegenerativa y muy parecida al Alzheimer. Esta mujer que había tenido ocho hijos, le encantaba hacer las tareas cognitivas y se acercaba a que yo se la corrigiese de las primeras siempre, le encantaba hacer las cosas bien y me comentaba que ella a lo largo de su vida había enseñado a leer y a escribir a miles de niños y ahora le gustaba que yo le enseñase y le gustaba hacer bien su tarea, sinceramente algo me llegaba al alma cuando esta mujer se mostraba tan gratificada con la labor que hacía con ella y al escuchar sus palabras y su historia. Yo nunca llegué a conocer a ninguna de mis abuelas, pero en este centro llegué a pensar que conocí a muchas. Mis dos C., dos abuelas de ochenta y tantos años las dos que les encanta dibujar y coser y que se llevaban todo el día queriéndome hacer alguna prenda de ropa. O A. un hombre de 78 años que había sido un gran ingeniero y había llegado a hacer las más grandes obras arquitectónicas en Barcelona y Francia, pero que ahora con un Alzheimer algo avanzado solo conservaba sus grandes dotes de dibujo y se ponía muy agresivo cuando quería irse. Aquí aprendí otro gran truco de mi profesión, este hombre era capaz de llevarse a cualquiera por delante para salir del centro, pero se tranquilizaba y podía estar horas y horas relajado hablándome sobre sus hijxs, familia y sobre su experiencia en la juventud. Esas cosas no se le habían olvidado y le tranquilizaba de una manera espectacular.

Fue tanta mi gratitud con estas personas que quise investigar sobre Alzheimer y las posibles prevenciones y curas. Un año después cuando realicé mi Máster de Psicología General Sanitaria y junto al Doctor en Psicología Enrique Moraleda realicé mi trabajo sobre Navegación espacial mediante realidad virtual en enfermos de Alzheimer. Este trabajo intentó ser una herramienta de prevención para detectar el Alzheimer, años antes de que esta enfermedad se desarrolle, y de esa forma prevenirla. Se hizo investigando el rendimiento de grupos de ancianos con y sin la enfermedad (grupo experimental y grupo control) mediante una tarea de navegación espacial. Lo realicé por supuesto en el mismo centro en el que estuve. Académicamente obtuve la mejor nota de la Universidad de Huelva y me encuentro en disposición de publicarlo científicamente, pero sobre todo me llenó de satisfacción personal por poder aportar algo a este colectivo que me importa tanto y además espero que sirva de alguna utilidad práctica en el futuro.

Wolfpsychology-Jose Alberto Pereira Núñez.

Por último, tendría que hablar sobre mi experiencia en el centro Azahar en Paterna de Rivera (Cádiz) estos últimos cinco meses de mi vida. Paterna es un pueblo pequeño a unos 40 minutos de la ciudad de Cádiz, donde yo vivo. En un principio pensé que quizás me aburriría aquí, pero la verdad es que este centro, este lugar y su gente me ha llenado tanto de vida y de ganas de seguir luchando por mis sueños tanto que nunca podré olvidarme de ellxs en mi vida.

En este centro he llegado a realizar muchas tareas en gran profundidad debido a que eran menos pacientes. He podido realizar una revista sobre el Alzheimer de difusión local. He aprendido mucho de mis compañeras las cuales tienen muchísimos años de experiencia en el sector y sobre todo una calidad humana inigualable, cualidades en las que se nota que aman lo que hacen y por eso lo hacen tan bien. He aprendido de los voluntarios y personas en prácticas con un gran corazón. Paterna para mi significa humildad, pasión y bondad. Jamás podré olvidar a A. una abuelita de 92 años, conocida como la ¨Lola Flores de Paterna¨, una mujer con tanta vida a su edad que te hace plantearte tu existencia entera y tampoco podré olvidar a ninguno del resto de usuarixs. De aquí me llevo grandes lecciones a nivel personal: humildad, profesionalidad, amor por las personas y animales (de los cuales he podido tener unos pocos desde que llegué). Solo puedo decir que estaré eternamente agradecido.

Me gustaría acabar este escrito de esta forma, pero, aunque parece que sea una batalla ganada lo cierto es que esta enfermedad no tiene cura aún, me gusta decir aún (ya que espero que pronto la haya). Me gustaría que todos le diéramos la máxima importancia y difusión posible a esto, que lo hagamos por estas personas que empiezan olvidando sus recuerdos recientes, luego sus recuerdos remotos e infancia y por últimos sus recuerdos más emocionales y aprendizaje de habilidades (como montar en bicicleta o incluso andar y comer).

En este momento me gustaría hacer referencia a la historia de ¨la piel no olvida¨, donde en algunas investigaciones demuestran que pacientes con Alzheimer avanzado, incluso encamados pueden sentir nuestras caricias o cariño. Por lo que debemos ser consecuentes con ello y aportarles todo el amor que tengamos.

Luchemos porque algún día el Alzheimer sea solo como una gripe y tengamos una medicación o un proceso para que esas personas no olviden todo lo que más han querido en su vida. Pero para eso hoy no tenemos que olvidarnos de ellxs. Yo no os olvido, yo no os olvidaré, tú no los olvides.

¨Elige un trabajo que te gusta y nunca más tendrás que trabajar en la vida¨ Confucio.

Gracias, gracias y gracias.

Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo sanitario. AN10227.

Entrevista al bullying.

Wolfpsychology-Jose Alberto Pereira Núñez.

Supérate (Una historia sobre el bullying y superación)

Llevo unos meses que por trabajo y poca motivación tengo varias publicaciones pendientes y a medio hacer, pero decidí que no iba a escribir hasta que el corazón me llamase, la cuestión es que no quería escribir sobre los típicos tópicos de crecimiento personal y demás cosas que inundan las redes.  

El fin de semana pasado en una terapia individual con un cliente (cuya privacidad será respetada), llegamos hablando al tema del bullying, las nuevas tecnologías y sobre lo mal que lo pasan estos chicxs en el colegio e incluso fuera de él.

Sin que la consulta fuera derivada por esa causa terminamos hablando sobre el bullying y como este chico lo había sufrido cuando estaba en el colegio.

Me hacía referencia sobre que siempre había sido un chico más pequeño que los demás porque tuvo problemas en el crecimiento y además siempre había tenido un carácter muy noble. A día de hoy mi cliente sin embargo no recordaba este hecho como algo traumático. El recuerdo que tenía, es que hasta cierta edad al ser más pequeño e inocente que el resto de sus compañeros le hacía ser presa fácil de los abusones y eso le influía en sus ganas de ir al colegio y en conseguir sus objetivos estudiantiles. Me comentó que nunca había sufrido agresiones físicas, pero si algunas burlas que en esa edad te hacía sentir inferior al resto.

El bullying no era una categoría disponible en su época le referí yo, en aquel tiempo se llamaban bromas de unos alumnos a otros y no estaba tan perseguido.

Cuando este paciente creció y ya fui siendo más mayor se podría decir que según sus palabras cambió un poco las tornas y se volvió como textualmente me dijo un poco «chulo» e incluso era él quien intentaba quedar por encima del resto (una careta defensiva de aquella edad), mediante insultos o alguna agresión física.

Posteriormente, me comentó que al entrar en la etapa adulta y adquirir una cierta madurez casi había olvidado por completo estos sucesos de la infancia, e incluso en algún momento llegó a empatizar con los abusones y se puso en su lugar para saber porque harían eso, ya que el posteriormente estuvo en el lado contrario.

Nos pusimos como ejercicio a sacar una serie de variables que podrían llevar a los ¨abusones¨ a cometer esas conductas: conductas aprendidas como agresión de sus padres, televisión, videojuegos; modelos de aprendizaje-aprendizaje vicario o por observación de sus iguales, conductas defensivas y un rol para parecer una persona dominante entre su grupo de iguales.

Está persona fracasó escolarmente y tuvo que luchar con mucha fuerza para volver a incorporarse al sistema. Me contó en este punto que siempre tuvo el apoyo de sus familiares en su vida, aunque siempre desconocieron la historia de su acoso escolar, porque según sus propias palabras ¨le daba vergüenza hacer ver a sus familiares y padres que sufría esa situación¨.

Con 20 años o un poco más logró hacer la selectividad. Hoy en día esta persona es ingeniero, tiene un máster, habla fluidamente dos idiomas y trabaja como ingeniero en una buena empresa.

En este punto me gustaría decir que en mi experiencia personal empecé a ser psicólogo para ayudar a esos niñxs que como mi paciente en la infancia necesitan alguien externo que les preste una mano, una forma de salir de una situación que no son capaces de afrontar por si solxs o incluso en un periodo más tardío los ayudará a encontrar su camino profesional y en la vida. Luego por cosas de la vida me fui decantando más por la psicología clínica y hoy en día soy más experto en otras áreas (adicción, depresión, ansiedad, alzheimer, discapacidad, etc), aun así me sigue importando demasiado estos temas como quiero hacer ver en esta publicación.

Volviendo a mi cliente, comentar que esta persona me refería haber tenido mucha suerte en su vida (también sus éxitos basado en su esfuerzo), trabajaba como ingeniero de lo cual había estudiado, tiene una familia buena, muchos amigxs y pareja.  También ha vivido la perdida, el duelo, la decepción y la derrota… Pero hemos conseguido con algo de trabajo que vea estas circunstancias como grandes lecciones en su vida obteniendo así los mejores aprendizajes de ella.

Me gustaría que la experiencia personal de esta persona sirviera para algo. En su momento el pensó que callar era ser valiente y posteriormente pensó lo mismo sobre ser más fuerte que el resto y ser él el que abusara de otras chicxs. La verdad es que no hay valentía en ninguno de esos dos actos. No eres más débil por contar un problema o algo que te sucede. Al contrario, puedes mostrar más debilidad cuando callas, esto es un concepto que puede llevar muchos años entender. Ya que en muchos ámbitos de la sociedad se ha mostrado que una persona es fuerte cuando aguanta lo que le hace daño. Una persona que es sensible no debe esconder esa sensibilidad como un signo de debilidad. Mostrarse cómo eres es el mayor signo de fortaleza que podemos hacer.

Algunas conclusiones a las que llegamos son que no hay justicia en convertirte en lo que odias y golpear más fuerte que el otro, la violencia no es casi nunca una opción buena. Ser fuerte es una gran responsabilidad y no un medio para imponerte a los demás.

En resumen, mi paciente fue un niño que sufrió bullying, pero me no se detuvo en eso, es ingeniero y trabaja como ello, es feliz, tiene amigxs, una gran familia, pareja, me consta que es una persona que ayuda a los demás todos los días y consiguió transformar un evento malo en algo positivo.

Además, desde mi punto de vista es una persona que cuenta con cero problemas de autoestima, (algo que me llama especialmente la atención), esto puede ser debido a que hace ya bastantes años que aprendió a quererse y aceptar todas las partes de sí mismo. No recuerda ese evento ni siquiera como algo negativo hoy en día, quizás porque ha aprendido a perdonar y ponerse en el lugar de otro.

Hoy justo cuando me preparaba para escribir este post, he leído que un jugador muy famoso de la Juventus de Turín (Bonucci) sufrió bullying en el colegio (algo que con su físico y apariencia hoy en día parece impensable) y aconsejaba a estos chicxs denunciar dichas situaciones.

Wolfpsychology-Jose Alberto Pereira Núñez.

Yo, personalmente tengo una sobrina que está a punto de cumplir dos años y me gustaría dejar algunos mensajes a todo el que quiera recibirlo: padres, chicxs de esta edad, profesorxs y otros profesionales.

Mi cliente y yo quisiéramos dejar unos mensajes que hemos consensuado a estos chicxs que pueden estar en las circunstancias que él estuvo en su día:

1-Pide ayuda, poner la otra mejilla no es una opción. Hay muchas personas que pueden ayudarte, profesores, otros alumnos, psicólogos, tus padres, etc.

2-La violencia casi nunca es una opción en la vida, no tomes venganza y sobre todo no hagas lo mismo con otrxs que son más vulnerables que tú.

3-Los demás no te verán como débil si hablas y cuentas tu situación. Además, te podrán ayudar, no hay superioridad en abusar de otra persona, ni inferioridad en que abusen de ti.

4-Tienes que respetarte a ti mismo, si buscas la aprobación de los demás ocultas todo lo que quieres mostrar por miedo a que otros no lo entiendan o no lo compartan. Cuando te respetas a ti mismo no necesitas la aprobación de nadie. Mi paciente sentía cero vergüenza al reconocer que había chicos que eran más grande que él y podían insultarle en una época de su vida, y yo personalmente siento cierta lastima por saber que les llevaría a esos otros chicos a aquellas circunstancias de abuso, además de un ferviente deseo por ayudar al que se encuentre en la circunstancia en la que mi cliente estuvo.

Haz de tu vida lo que quieres que sea, solo tú puedes lograrlo.

(Un guerrero no se rinde jamás con lo que le apasiona encuentra el amor en lo que hace).

«El único signo de superioridad que conozco es la bondad» Ludwig Van Beethoven.

Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo sanitario. AN10227.

Gracias, gracias y gracias

El verdadero valor del anillo.

Wolfpsychology-Jose Alberto Pereira Núñez.

Llevo más de dos semanas sin publicar nada, pero hoy me apetece dejaros esta
moraleja del gran Jorge Bucay titulada el verdadero valor del anillo. Se
avecinan cambios, de página, blog y redes (siempre esperando mejorar y poder
ayudar al mayor número de personas posibles. Dicho esto, volvemos con más
fuerza que nunca.

El verdadero valor del anillo:

Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.

– Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para
hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y
bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro? ¿Qué puedo hacer para que me
valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

– ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis
propios problemas! Quizás después… Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría
resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

– E… encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era
desvalorizado y sus necesidades postergadas-.

– Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo
pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo
que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para
pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero
no aceptes menos de una moneda de oro.

Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a
los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo
que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro,
algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable
como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy
valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de
cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de
oro, así que rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que
se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó
su caballo y regresó.

¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro!

Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y
recibir entonces su consejo y su ayuda.

– Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste.
Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda
engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

– ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el
maestro-.

Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete
al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?.

Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no
importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil,
lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

– Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más
que 58 monedas de oro por su anillo.

– ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.

– Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él
cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

– Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este
anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte
verdaderamente un experto.

¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero
valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano
izquierda.​

-Cuento de Jorge Bucay-

El gran escritor nos viene a decir que tenemos que ir por la vida sabiendo
todo lo que valemos, sin prepotencia ni egocentrismo, pero sin con amor propio.
Ese amor que te permitirá salir a flote en los malos momentos porque nunca
estarás solo, estaras contigo mismo. También será ese amor el que te permita
compartir con los demás cuando quieras, sin apego, sin necesidad y con el mayor
grado de satisfacción posible.

Aprendamos a valorarnos con la importancia que tenemos y que no todo el mundo
puede ver, ya que, muy pocas personas pueden llegar a conocernos en nuestra
vida.

Wolfpsychology. Jose Alberto Pereira Núñez. Psicólogo sanitario. AN10227.

Gracias, gracias y gracias.

Que no queremos ser tanto.
Queremos vivir en nuestra tierra
agrietada de manantiales cristalino,
andar un poco más lejos que las fronteras
por la sublime añoranza del regreso.

Kutxi Romero (Marea)- Como los trileros.